He rezado mil veces a un Dios en el que no creo,
A ver si, con un poco de suerte,
Las cosas dejan de torcerse tanto,
Y empiezan a ir del derecho.
Me he bebido todas las lágrimas que he llovido por ti,
Y me he tragado todas las ganas de decirte que te quiero.
Le he pedido a mi dignidad que no te eche de menos,
Y a mis ojos que dejen de mirar la puerta,
Por si con un poco de suerte,
O a mi mucha desgracia,
Entras,
Y lo vuelves a desordenar todo otra vez.
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