Todo empieza en marzo. No sé cómo me fijé en ti, algo me decía que no debía hacerlo, que no podía acabar bien, intuición, tal vez.
Te conocí poco a poco, te empecé a querer como un niño pequeño quiere algo, con seguridad y vitalidad. Te quise como si el tiempo no fuera a acabar para nosotros. Y acabó, y menuda putada cuando veía cómo te alejabas y no podía hacer nada para cogerte la mano y hacerte volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario